101
experiencias de filosofía cotidiana
En
este libro se nos exponen 101 experimentos del día a día, que nos
permitirán vivir una experiencia filosófica.
De
todos los experimentos que se exponen, había muchos que me llamaban la atención pero finalmente, he escogido el capítulo
40 “Ducharse con los ojos cerrados”. Me llamó la atención dicho
experimento ya que ¿qué clase de experiencia filosófica se puede experimentar por este simple acto?
El
experimento no requiere de mucho tiempo, entre 5 o 10 minutos y
únicamente se necesita de una ducha. En mi caso, ha tenido una duración de 7 minutos.
La
experiencia consiste en, como bien dice su título, estar con la
cabeza levantada hacia la ducha y los ojos cerrados. Mientras estás
bajo el agua, puedes imaginar que estás en cualquier lugar. Yo he
pensado que me encontraba en el lugar que pone como ejemplo el libro,
bajo la lluvia de los trópicos. Para ser más precisa en el lugar
que me quería imaginar, antes de comenzar la experiencia busqué una
foto, para que mi reflexión fuera más concreta (Foto que he publicado junto al párrafo). Entonces, debes
limitarte a quedarte así, bajo el agua y sin pensar en nada más.
Concentrarte únicamente en el sonido del agua y en tu imaginación. Como cita el capítulo no debes ser más que una capa de piel de cara debajo del agua.
La
palabra que mejor califica mi experiencia es paz. En
una etapa de mi vida, en la que tienes que estudiar mucho y los
nervios están a flor de piel por los exámenes, apenas tienes
momentos tranquilos, o por lo menos en mi caso. Mientras estaba bajo
el agua, he olvidado todas las cosas que tenía que hacer y me he
centrado únicamente en el sonido del agua. Por un momento, me hubiera gustado estar en ese lugar de mi cabeza. Ha sido una experiencia
muy tranquilizante.
Le
recomiendo esta experiencia a personas que, como en mi caso, pierdan
los nervios fácilmente y se agobien con facilidad. Ahora, he
encontrado un remedio que usar para la época de exámenes que se
aproxima.